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Cusco, el encanto de Perú

  • Foto del escritor: mariadelacruzg
    mariadelacruzg
  • 23 nov 2014
  • 4 Min. de lectura

La segunda parte de mi aventura peruana tuvo lugar en Cusco, donde el plan inicial era quedarme un par de días, que entre unas cosas y otras se convirtieron en… algunos más. El trayecto Arequipa-Cusco lo hice de noche y con Cruz del Sur, una de las mejores compañías de buses de Perú. Y la verdad es que… ninguna queja al respecto.

Plaza de Armas

Al llegar a Cusco a las 6 de la mañana, intenté buscar en el terminal un bendito taxista que no intentara estafarme, aunque me verían tal cara de pardilla que mi búsqueda no tuvo muy buen resultado, y tuve que conformarme con el que más simpático me cayó. En Cusco me quedé en casa de una buena amiga peruana, Kandice, y aprovecho para decir que fue la mejor anfitriona del mundo. Sin ella no sé qué hubiera hecho…

Cusco

Ya el primer día me puse a patear la ciudad cámara en mano y debo decir que me enamoró cada detalle que vi. Me pareció una mezcla entre Toledo, Granada y Madrid, con algo del norte de España. Una de las mejores vistas de la ciudad se tiene desde el Mirador de San Cristobal, donde está la iglesia del mismo nombre. Si se sube temprano, es posible disfrutar de un momento de soledad y paz en la única compañía de la naturaleza.

San Cristobal

El centro de Cusco es pequeño, caminable y totalmente accesible. Y HAY que pateárselo por completo, con la cámara en mano, por supuesto. No me pondré a describir cada una de las plazas y calles de esta ciudad, porque todas y cada una de ellas son hermosas y tienen un encanto especial.

made in Perú

La Plaza de Armas es increíblemente bella de día, de noche, al atardecer, bajo la luz del sol o la de la luna, incluso inundada por la lluvia torrencial. Mucho más tranquila que la de Arequipa, y también más limpia y más cuidada, invita a sentarse en uno de sus bancos y, simplemente, mirar la vida pasar. O, si se cuenta con tiempo y dinero, recomiendo tomar una cerveza ‘Cusqueña’ helada al atardecer en el Paddy’s Irish Pub, lugar con buenísimo ambiente donde se termina conociendo a buena parte de los extranjeros de la ciudad. También es un lugar muy agradable la cafetería Cappuccino, en el segundo piso de los portales de la plaza, donde sirven un delicioso chocolate con canela y desde donde se puede disfrutar de unas increíbles vistas.

La Plaza de Armas bajo la lluivia

Otro de los lugares que vale la pena conocer es el bohemio Barrio de San Blas, donde se encuentran los hippies y artesanos por doquier. En plena plaza de San Blas se encuentra el restaurante Pachapapa, con las más ricas pizzas cocidas al horno de leña.

Barrio de San Blas

Los museos son muy numerosos, y en todos ellos hay que pagar entrada (se sea o no estudiante). Hice una selección, y decidí visitar el Qorikancha, el mayor templo del Imperio Inca. Quedan algunos restos, aunque predomina la construcción del Convento de Santo Domingo por encima. La verdad es que después de la enésima mención (en tono nada exento de ácida crítica) del guía a la manera en que los españoles robamos todo el oro a los incas, decidí callarme y hacerme la sueca. Y nunca mejor dicho.

Qorikancha

Alojarse en el hotel monasterio de lujo Belmond no está al alcance de muchos de nosotros, pero es posible entrar, visitar los claustros y una parte de su interior. Y tomar un mate de coca (el mate de coca más caro de vuestras vidas) en su cafetería.

Por supuesto, recomiendo la visita al Chocomuseo, el museo del cacao. Es gratis, te explican la historia y el proceso de elaboración del chocolate, y es posible degustar licores, mermeladas e infinitas variedades de chocolate. También la visita al Mercado Central de San Pedro. Allí, simplemente hay que dejar los prejuicios aparte, tomar la cámara y dejarse guiar por la intuición y por los cinco sentidos. Eso sí, lo de comer en el mercado, yo me lo pensaba dos veces. Hacedme caso, os lo dice alguien que ha vuelto estomacalmente destrozada de Perú por hacer TODO lo que todo el mundo desaconseja hacer. Pero sí o sí, en Perú tenéis que probar el ceviche y el lomo saltado. ¡Y el pisco sour!

Mercado de San Pedro

Un poco alejado del centro de la ciudad (subir puede ser un buen entrenamiento para el trekking a Machu Picchu), está el Sacsayhuamán, fortaleza ceremonial de los incas en el siglo XV, desde donde se tiene una espectacular vista panorámica de Cusco y sus alrededores.

¿La vida nocturna en Cusco? Inmejorable. Hay muchísimos locales para todos los gustos, para el que quiere algo tranquilo o una noche loca. En el centro o más alejados. Para el que quiera algo típico de verdad, que vaya al bar El Duende. Allí podrá probar el té macho, una bebida a base de té caliente, especias y pisco, ron o vodka. Rodeado de un ambiente mágico de veras.

Cusco de noche

Nada más me queda de añadir de esta maravillosa ciudad. Quizás que hay que perderse, caminar sin rumbo, de día y de noche, olvidar los mapas y dejarse guiar adonde los pies te quieran llevar…

 
 
 

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